Anduve buscando por las calles inundadas
tu silueta cubierta de pétalos agonizantes
Permití que el mar entrara en nuestra morada
como el sol en enero, como el dolor punzante.
Abrí todos los puertos al nacer la jornada
bajo el frío rocío de una mañana errante
Disfracé mi deseo, lo vestí con sábanas blancas
intentando vencer al dolor inexpugnable.
Tú no sabes de nada, de estos cuentos sin hadas
pues yo buscaba en silencio tu silueta danzante
No encontré mi sosiego en las calles ahogadas
Permití que el mar hundiera todas mis naves
Arrasó con el fuego, con la miel y las mañanas
Arrasó con mi amor y tu silueta insinuante.