Logro divisarte
Como una voluta de trazos al carbón
De bosquejos inacabados
Lanzados a la basura interna de mi deseo
La memoria se desgasta
Pero el dolor amanece en el otoño
Y tuve que reunir las fuerzas de un puñado de decisiones
Para desearte nuevamente
Entre difíciles ilusiones
Donde no podía ver tu rostro
En la claridad de la mañana
Pero ahora todo es simple
Y aquellas líneas bosquejadas
En el lienzo de mi poesía enmarañada
Logran comprenderse a sí mismas
En la cima de una montaña inexplorada
Y saboreo desde la lejanía
Aquel dulzor de tus besos, de tus labios escondidos
Tras aquellos muros de robles y savia derramada
Por las infernales pesadillas del ayer
Renace en mi alma
Como un venoso corazón incansable
Este deseo que tiene tu nombre
Mi musa innombrable y deliciosa
Relajo mis manos empuñadas
Extiendo mis dedos como raíces que buscan el calor
De un sol de otoño distante
Pero presente en estos dibujos sin terminar
Esta imagen que tengo tuya
Y que acaricia mi rostro suavemente
Reabasteciendo a mi alma
De amor hasta la mismísima muerte.
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