30 noviembre, 2011

La madrugada

La madrugada se esfuma
y da paso a una lenta mañana
El calor aún me abruma
pero es el recuerdo de tu mirada
Tus ojos caen sobre mi mente
como estrellas en el cielo abierto
y cierro los ojos, pueblas los continentes
de mi mundo plagado de recuerdos.
Los tomas con una mano, los llevas
lejos de mi vista, me tomas de imprevisto
y no tengo nada más que una sonrisa
porque me haces sentir mejor en la simpleza.
En la simpleza de este día que comienza,
de este paisaje, de estas casas viejas
afuera de mi amplia ventana.
Eres el calor que llena mis mejillas
de rubor nuevo, de caminos desconocidos.
Y por la vida que me queda que prometo
no morir antes de ver tu rostro de nuevo.

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