La sonrisa del cielo despejado, azul, despreocupado
Se torna un peso sobre mis hombros en la noche iluminada
Por la luna porosa que observo con mis ojos entornados
Y no hay nada que me llene de paz, que me regale esperanzas.
Pero en un rato el sol sale una vez más con la frente en alto
Y tal vez la luz de la mañana llene el campo de nuevas batallas
Con la idea de poder triunfar como en las guerras de antaño
Cuando el viento acariciaba mis rimas blancas.
Ahora el dolor de la soledad es el clímax de mis versos
Y navego errante en las tibias venas de mi sentir hecho trizas
Con los brazos caídos como un sauce perdido y viejo
Queriendo ser libre de sus raíces, de su cercana partida.
Entre tantos cariños que le hace el aire a mis cabellos
Me pierdo esta jornada que se extingue sin salidas
Y en vez de seguir las horas siguientes llorando por dentro
Escribo esto con la sangre que aún le queda a mi vida.
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