Como en todo lo que ciertamente no ocurre
el esquema es perfecto,
la forma es cuadrada,
y aunque no creo es aquella perfección endemoniada,
el deseo se alinea con el sueño
y dejo de pensar con claridad.
Y como en todo lo que ciertamente no ocurrirá,
en algún momento cierro los ojos
y hago un salto de fe
esperando que las estadísticas, las encuestas y los esquemas
estén de mi lado, solo una vez
para cambiar ya no el mundo
sino que solo el mío.
Con eso no me sobra,
Pero ciertamente me basta.
Por ahora.
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